8.10.08

derecho de autor

La palabras no son de nadie. Las historias no pertenecen a nadie. Pertenecen a quien las cuenta y, una vez contadas, ya no le pertenecen, pasan a otro propietario, quien las escucha, quien las lee. Así perduró la tradición oral y por eso estamos aquí, por eso somos animales narrativos. Esta reflexión, que también aparece en una novela de Javier Marías (para sus detractores: se puede aprender de todo siempre que uno esté dispuesto), es una idea que navega a la contra del sistema establecido, del sistema de consumo, del sistema de la propiedad privada y de los derechos de autor. Las palabras son de todos. Y esto entronca con un inconsciente poético colectivo. La poesía, la palabra, no es sólo un acto individual del autor o del lector, también lo es de una comunidad, de un grupo. Y hoy en día con Internet, la aldea global, esta idea de experiencia colectiva toma más fuerza que nunca con su práctica.

Las palabras siempre son ordenadas de distinta manera, por lo que cada uno de nosotros es un contador de historias original, no hay dos personas que cuenten la misma historia.

Pero el sistema establecido, el Capitalismo (salvaje), privilegia el egoísmo por encima de todo. Antes de aparecer la propiedad privada, ¿quién era más importante, el campo o su dueño? ¿Quién es más importante: la historia o el autor? Vivimos tiempos erráticos. Ningún escritor es más grande que su historia, por más que nos quieran vender lo contrario.

2 comentarios:

antonio teruel dijo...

las palabras no vuelan si son letras

Meri Pas Blanquer (Carmen Pascual) dijo...

Con tu permiso pues....pongo unas letras tuyas..divinas por cieto..en mi blog.
Un abrazo