3.10.08

del poder


lo peor es la impotencia, lo que no puede ser, cualquier impotencia, sí, la sexual, esa que nos da tanta risa, pero también la impotencia del paso del tiempo, la impotencia del dolor, de la enfermedad, de la decrepitud de un cuerpo, de la ausencia, la impotencia de ver lejos la luz del día.

todo se terminó hace años. se quemaron los cables, las conexiones, la soledad, demasiada, no hubo diques para sostenerla. y se fue el cariño y los abrazos y el aplauso y los motivos y el amor, en el fondo era amor lo que se fue.

hace ya muchos años y por eso se partió el cristal. luego pegamos, mejor dicho, pegué (aquí no sirve la humildad del mayestático) las piezas lo mejor que pude. ¿y qué quieres? no se puede pedir más, no hay más agua en el pozo.

deberíamos estar celebrando este último vaso.

por eso odio el discurso del coraje, del querer es poder, porque no sabe lo frágil que es un cerebro agitado en una copa de cristal.

nadie hace lo que quiere. vivir es adaptarse al fracaso de tus sueños.

impotencia. rabia. no se puede hacer mucho más. el odio. el discurso de la muerte.

qué difícil es comprar el discurso de la vida.

(ojalá algún día yo pueda... mi querido Rafael Pérez Estrada).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusta mucho Kandinsky... y mucho más las líneas plácidamente atormentadas de quien se siente desgarrado por el dolor de la ausencia, la distancia, el desaliento o la no correspondencia... pero pasa, con el tiempo, el desgarro y queda un poso de melancolía disimulado en una personalidad risueña.
Besos. Myriam

Agustín S. A. dijo...

bonitas palabras para completar esta entrada, eres muy amable myriam, gracias por tus palabras y tu visita.