5.9.06

si lo llego a saber...

Te dicen que te quieren pero actúan con egoismo, a su interés, a su bola, en el fondo no te quieren. Tratan de manejarte, manipulan tu vida, te chantajean, no hagas esto, yo no lo haría, no te vayas, no me dejes solo, qué haría sin ti... Pero te gritan, te insultan, te humillan, se ríen de ti, critican tus gustos, tu forma de vida, piden comprensión pero son ellos los primeros en no hacer el esfuerzo por comprenderte. Se sirven del chantaje emocional sin conciencia. Se aprovechan de tu buena voluntad. Y, ¿cómo no?, son los reyes del REPROCHE. En el fondo el mundo está atestado de gente así. Pero si alguien te maltrata de este modo y es un desconocido, siempre te queda la excusa de poder decir que era un extraño o que era un hijo de puta de tantos que te has cruzado y que te cruzarás por la vida. Pero cuando una persona te maltrata desde tu propia familia, desde dentro, te quedas bloqueado, no sabes qué hacer, dudas de si realmente te quiere. Y, erróneamente, cuando crees que nadie te quiere, la tendencia es la autodestrucción: bebes, fumas, te drogas, intentas evadirte, malgastas dinero en trapitos y maquinitas, robas, juegas, te pasas el día durmiendo para no tener que aguantarles, piensas en huir, piensas en el suicidio. Craso error la autodestrucción. Es un error que no somos capaces de ver porque estamos heridos y la sangre oculta el horizonte, la verdad. Y la verdad es que nadie merece que tires tu vida por la borda. Que la tiren ellos, que son más despreciables, que se destruyan ellos, que tú ya has hecho muchos esfuerzos por llegar hasta aquí. No abandones ahora.
(Nadie que te trate mal merece la pena ni de estas líneas. Pero tenía que contarlo. Como lector, aguanto muchas penas, amarguras, problemas de otros, ¿por qué no me voy a permitir un desahogo como escritor? Gracias, amable lector, por tu comprensión.)

Lo mejor es irse, rápido, cuanto antes, así empezarás a aprender más deprisa. Porque en casa se puede aprender ya muy poco. Fuera, pueden darte por culo muchas veces, pero hasta un desconocido puede enseñarte más que un familiar. La vida premia a los audaces.

No son capaces de ponerte una silla y una mesa para que puedas estudiar, no saben apreciar una joya de inteligencia, talento, constancia, y mimarla hasta el final, para que dé su fruto (incluso ése es otro pensamiento egoista y no son capaces ni de prever, ¡pobres ignorantes!). No son capaces de dejar de dar gritos hasta para pedir un trozo de pan. No son capaces de apagar las 4 teles de la casa para que puedas preparar los exámenes. No son capaces de llevarse bien por un maldito día (¡cómo van a ser capaces de llevarse bien las 3 semanas que duran los exámenes!). Luego te reprochan: ¿por qué no acabaste tu carrera? ¡Eras tan inteligente! (¡cómo si lo hubiera dejado de ser!). Y entonces te arrepientes de haber sido tan sensible, tan amable, tan comprensivo con su ignorancia, y no haber cogido la puerta y marcharte antes. Y que se pudrieran con su amargura.

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